*Nº 0850 - EL NIÑO Y LA ROSA - SÉRIE ESPANHOL

 


En un rincón olvidado, donde el camino  se extendía hasta que el horizonte desaparecía en la mirage del calor, vivía el niño viajero. Este joven de espíritu libre vagaba por los caminos polvorientos, llevando una pequeña bolsa y un silbato colgado al cuello. Su propósito, al mismo tiempo sencillo y grandioso, era esparcir amor y esperanza por donde pasara.

En su peregrinación, llevaba consigo un objeto peculiar: rosas amarillas. Indiferente a las adversidades del terreno, plantaba estas flores doradas a lo largo de su recorrido. Cada rosa simbolizaba un gesto de cariño hacia el mundo, un recordatorio de que la belleza puede florecer incluso en los lugares más áridos. Además de las rosas, el niño viajero erguía pequeñas placas de madera junto a ellas. Escritas a mano, estas placas transmitían mensajes de optimismo y alegría: "Aquí brotará una sonrisa de amor en el futuro". Eran promesas de días mejores, dejadas para aquellos que cruzaran su camino.

Sin un hogar fijo ni un destino cierto, el niño se consideraba hijo de la Naturaleza de los Caminos. Encontraba refugio en las humildes casas de las personas que conocía, compartiendo historias y sonrisas. Los relatos se entrelazaban con los paisajes de dunas, aguas y asfaltos que componían su existencia. Como observador atento del mundo a su alrededor, el niño absorbía las lecciones de la naturaleza y de la vida sencilla del campo y de las aldeas costeras. Sonreía al escuchar las cigarras entonando sus melodías mientras atravesaba otro camino, sintiendo la fragancia de las madrugadas como un regalo de la tierra. Sin embargo, no ignoraba las dificultades enfrentadas por los trabajadores rurales y pescadores, ni las inclemencias de la naturaleza.

A pesar de las adversidades, el niño mantenía la primavera en sus sueños, nutriendo la esperanza de que el futuro traería cambios positivos para todos. Seguía su camino, esparciendo rosas amarillas y placas de esperanza por donde pasaba. Su jornada era una celebración del amor, de la simplicidad y de la creencia inquebrantable de que la sonrisa de un futuro mejor siempre estaba presente, esperando para florecer.

En el rincón olvidado, donde el sol ardiente desvela, camina el niño viajero, con rosas amarillas, plantando esperanza en suelo seco y hostil, su jornada es un poema, de amor y perfil. Cada flor que brota, un gesto de cariño, en los caminos polvorientos, traza su destino. Placas de madera, mensajes de fe, promesas de un futuro, que siempre es. Hijo de los caminos, sin hogar ni destino, encuentra refugio en lo humano, divino. Historias contadas bajo la luna y las estrellas, su vida es un cuento, de ternura y belleza. Observador atento de la vida que pasa, conoce los dolores, pero no pierde la gracia. En cada cigarra, un cántico de alabanza, en las madrugadas fragantes, un nuevo ardor. A pesar de las luchas, lleva la primavera, sueños de cambio, la vida que espera. Rosas amarillas, placas de esperanza, el niño viajero, con amor las lanza.


Un poema para ti:


En el rincón olvidado, donde el sol ardiente desvela,  

Camina el niño viajero, con rosas amarillas,  

Plantando esperanza en suelo seco y hostil,  

Su jornada es un poema, de amor y perfil.


Cada flor que brota, un gesto de cariño,  

En los caminos polvorientos, traza su destino.  

Placas de madera, mensajes de fe,  

Promesas de un futuro, que siempre es.


Hijo de los caminos, sin hogar ni destino,  

Encuentra refugio en lo humano, divino.  

Historias contadas bajo la luna y las estrellas,  

Su vida es un cuento, de ternura y belleza.


Observador atento de la vida que pasa,  

Conoce los dolores, pero no pierde la gracia.  

En cada cigarra, un cántico de alabanza,  

En las madrugadas fragantes, un nuevo ardor.


A pesar de las luchas, lleva la primavera,  

Sueños de cambio, la vida que espera.  

Rosas amarillas, placas de esperanza,  

El niño viajero, con amor las lanza.


- ¡Rosas para el mundo!


FIM

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JProjeto Literário e Musical Primolius Nº 0850

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